"POR UNA EDUCACIÓN INTEGRAL"
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Esta es una fiesta movible que honra al Sagrado Corazón de Jesús. En 1675, Jesús le dijo a Santa Margarita María que quería que la Fiesta del Sagrado Corazón se celebrara el viernes después de la octava del Corpus Christi. En 1856, la Fiesta del Sagrado Corazón se convirtió en fiesta universal.
San Juan Pablo II, gran devoto del Sagrado Corazón, dijo: "Esta fiesta nos recuerda el misterio del amor de Dios por el pueblo de todos los tiempos".
En 2025, celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el 27 de junio.
El Corazón es el símbolo del amor humano. Esta devoción católica honra al Sagrado Corazón de Nuestro Señor, a través del cual se nos manifestó el amor eterno de Dios por todos.
“Dios es Amor” (1 Juan 4: 8), por lo que, al honrar la expresión humana de ese Amor, especialmente en la Cruz, honramos Su Fuente Divina.
El Sagrado Corazón es el verdadero corazón de Cristo y también indica su amor por la humanidad. El Catecismo de la Iglesia Católica dice: “La oración de la Iglesia venera y honra el Corazón de Jesús, así como invoca su santísimo nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó ser traspasado por nuestros pecados”. (CCC 2669)
Jesús le dijo a Santa Margarita María: “Mi Sagrado Corazón es tan intenso en su amor por los hombres, y por ti en particular, que no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, deben ser transmitidas por todos los medios”.
Santa Gertrudis la Grande dijo: “Oh Sagrado Corazón de Jesús, fuente de vida eterna, Tu Corazón es un horno resplandeciente de Amor. Tú eres mi refugio y mi santuario. Oh mi adorable y amoroso Salvador, consume mi corazón con el fuego ardiente con el que el Tuyo está en llamas. Derrama sobre mi alma las gracias que brotan de tu amor. Que mi corazón se una al tuyo. Sea mi voluntad la tuya en todo. Que Tu Voluntad sea la regla de todos mis deseos y acciones. Amén."
En las imágenes del Sagrado Corazón, Jesús generalmente apunta a Su Corazón. Esto es para indicar Su amor eterno por cada uno de nosotros.
Jesús mismo inició la devoción del primer viernes. La última de las doce Promesas del Sagrado Corazón, dijo: “Te prometo en la excesiva misericordia de mi Corazón que mi amor todopoderoso otorgará a todos aquellos que reciban la Sagrada Comunión los primeros viernes por nueve meses consecutivos la gracia de la perseverancia final.; no morirán en mi desgracia, ni sin recibir sus sacramentos. Mi Corazón divino será su refugio seguro en este último momento "
La tradición dicta que cada Jubileo se proclame a través de la publicación de una Bula Papal (o Bula Pontificia) de convocatoria. Por “Bula” se entiende un documento oficial, generalmente escrito en latín, con el sello del Papa, cuya forma da nombre al documento. Al principio el sello solía ser de plomo y llevaba en el anverso la imagen de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Fundadores de la Iglesia de Roma, y en el reverso el nombre del Pontífice. Más tarde, un sello de tinta sustituyó el sello metálico, pero éste se siguió utilizando para los documentos de mayor importancia. Cada Bula se identifica por sus palabras iniciales. Por ejemplo, San Juan Pablo II convocó el Gran Jubileo del año 2000 con la Bula Incarnationis mysterium (“El Misterio de la Encarnación”), mientras que el Papa Francisco convocó el Jubileo Extraordinario de la Misericordia (2015‑2016) con la Bula Misericordiae vultus (“El rostro de la misericordia”). La Bula de convocatoria del Jubileo, en la que se indican las fechas de inicio y fin del Año Santo, suele publicarse el año anterior, coincidiendo con la Solemnidad de la Ascensión.
Jubileo es el nombre de un año particular: parece que deriva del instrumento utilizado para indicar su comienzo; se trata del yobel, el cuerno de carnero, cuyo sonido anuncia el Día de la Expiación (Yom Kippur).
Esta fiesta se celebra cada año, pero adquiere un significado particular cuando coincide con el inicio del año jubilar. A este respecto, encontramos una primera idea en la Biblia: debía ser convocado cada 50 años, porque era el año ‘extra’, debía vivirse cada siete semanas de años (cfr. Lv 25,8‑13). Aunque era difícil de realizar, se proponía como la ocasión para restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación, y conllevaba el perdón de las deudas, la restitución de terrenos enajenados y el descanso de la tierra.
𝗜.- 𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝘀𝗮𝗴𝗿𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗲𝗴𝗿𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀
Los fieles, peregrinos de esperanza, podrán conseguir la Indulgencia Jubilar concedida por el Santo Padre si emprenderán una pía peregrinación: hacia cualquier lugar sagrado jubilar: participando devotamente en la Santa Misa (siempre que lo permitan las normas litúrgicas se podrá utilizar especialmente la Misa propia por el Jubileo o bien, la Misa votiva: para la reconciliación, por el perdón de los pecados, para pedir la caridad y para fomentar la concordia); en una Misa ritual para conferir los sacramentos de iniciación cristiana o la Unción de los enfermos; en la celebración de la Palabra de Dios; en la Liturgia de las Horas (oficio de lecturas, laudes, vísperas); en el Via Crucis; en el Rosario mariano; en el himno del Akathistos; en una celebración penitencial, que concluya con las confesión individual de los penitentes, como está establecido en el rito de la Penitencia.
𝗜𝗜.- 𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗽í𝗮𝘀 𝘃𝗶𝘀𝗶𝘁𝗮𝘀 𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿𝗲𝘀 𝘀𝗮𝗴𝗿𝗮𝗱𝗼
También, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, individualmente o en grupo, visitarán devotamente cualquier lugar jubilar y ahí, durante un período de tiempo adecuado, realizarán adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima e invocaciones a María, Madre de Dios, para que en este Año Santo todos “puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos” (Spes non confundit, 24).
Con la especial ocasión del Año jubilar, se podrán visitar también, además de los insignes lugares de peregrinación anteriormente dichos, estos otros lugares sagrados con las mismas condiciones:
Los fieles verdaderamente arrepentidos que no podrán participar en las solemnes celebraciones, en las peregrinaciones y en las pías visitas por graves motivos (especialmente todas las monjas y los monjes de clausura, los ancianos, los enfermos, los reclusos, como también aquellos que, en hospitales o en otros lugares de cuidados, prestan servicio continuo a los enfermos), conseguirán la Indulgencia jubilar, con las mismas condiciones si, unidos en espíritu a los fieles en presencia, particularmente en los momentos en los cuales las palabras del Sumo Pontífice o de los Obispos diocesanos sean trasmitidas a través de los medios de comunicación, recitarán en la propia casa o ahí donde el impedimento les permita (p. ej. en la capilla del monasterio, del hospital, de la casa de cuidados, de la cárcel…) el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida;
𝗜𝗜𝗜.- 𝗘𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗼𝗯𝗿𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗺𝗶𝘀𝗲𝗿𝗶𝗰𝗼𝗿𝗱𝗶𝗮 𝘆 𝗱𝗲 𝗽𝗲𝗻𝗶𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮
Además, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, con ánimo devoto, participarán en las Misiones populares, en ejercicios espirituales u otros encuentros de formación sobre los textos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, que se realicen en una iglesia u otro lugar adecuado, según la intención del Santo Padre.
No obstante la norma según la cual se puede conseguir solo una Indulgencia plenaria al día (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 18, § 1), los fieles que habrán emitido el acto de caridad en favor de las almas del Purgatorio, si se acercan legítimamente al sacramento de la Comunión una segunda vez en el mismo día, podrán conseguir dos veces en el mismo día la Indulgencia plenaria, aplicable solo a los difuntos (se entiende al interno de una celebración Eucarística; cfr. can 917 y Pontificia Comisión para la interpretación auténtica del CIC, Responsa ad dubia, 1, 11 jul. 1984). A través de esta doble oblación, se realiza un laudable ejercicio de caridad sobrenatural, por el vínculo mediante el cual están unidos en el Cuerpo místico de Cristo los fieles que aun peregrinan en la tierra, junto con aquellos que ya han terminado su camino, pues “la indulgencia jubilar, en virtud de la oración, está destinada en particular a los que nos han precedido, para que obtengan plena misericordia” (Spes non confundit, 22).
Pero, de manera más peculiar, precisamente “en el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria” (Spes non confundit, 10): por lo tanto, la Indulgencia está unida también a las obras de misericordia y de penitencia, con las cuales se testimonia la conversión emprendida. Los fieles, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo, sean estimulados a realizar más frecuentemente obras de caridad o misericordia, principalmente al servicio de aquellos hermanos que se encuentran agobiados por diversas necesidades. Redescubran más precisamente “las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos” (Misericordiae vultus, 15) y redescubran asimismo “las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” (ibid.).
Del mismo modo, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los hermanos que se encuentran en necesidad o en dificultad (enfermos, encarcelados, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes…), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cfr. Mt 25, 34-36) y siguiendo las habituales condiciones espirituales, sacramentales y de oración. Los fieles, sin duda, podrán repetir tales visitas en el curso del Año Santo, obteniendo en cada una de ellas la Indulgencia plenaria, incluso cotidianamente.
La Indulgencia plenaria jubilar podrá ser conseguida también mediante iniciativas que ayuden en modo concreto y generoso al espíritu penitencial que es como el alma del Jubileo, redescubriendo en particular el valor penitencial del viernes: absteniéndose, en espíritu de penitencia, al menos durante un día de distracciones banales (reales y también virtuales, inducidas, por ejemplo, por los medios de comunicación y por las redes sociales) y de consumos superfluos (por ejemplo ayunando o practicando la abstinencia según las normas generales de la Iglesia y las especificaciones de los Obispos), así como otorgando una proporcionada suma de dinero a los pobres; sosteniendo obras de carácter religioso o social, especialmente en favor de la defensa y protección de la vida en cada etapa y de la calidad de la misma, de la infancia abandonada, de la juventud en dificultad, de los ancianos necesitados o solos, de los migrantes de diversos Países “que abandonan su tierra en busca de una vida mejor para ellos y sus familias” (Spes non confundit, 13); dedicando una adecuada parte del propio tiempo libre a actividades de voluntariado, que sean de interés para la comunidad u otras formas similares de compromiso personal.
Algunos solo se reciben una vez, mientras que otros se celebras frecuentemenete
"El bautismo es nuestro nacimiento como hijos de la Madre Iglesia"
Papa Francisco
La confirmación es el punto de encuentro en el que Dios te fortalece con su Espíritu Santo para el Servicio en el Reino de Dios
Es un punto de encuentro con Dios. Recibes el cuerpo de Cristo y asi mismo te haces parte de él.
Ora: Señor, ¡ven a mí!
¡Ven a mi corazón!
¡Ven y fortaléceme!
¡Hazme fuerte, cariñoso, valiente y fiel!
Señor, estoy preparado para recibirte.
"Dios nos ama tal como somos. Pero él nos ama demasiado para dejarnos tal como somos"
Santa Teresa de Ávila
Ecuentro en el que Dios viene en ayuda de las personas enfermas y debilitadas.
"Cualquiera puede ser papa... La mejor prueba soy yo mismo"
San Juan XXIII
"Las cosas mas grandes del mundo (la vida, el amor, Dios) no pueden adquirirse, solo recibirse como un don"
Papa Benedicto XVI
Secundaria Pacelli Tlaxcala
Camino de Jesús N° 04. San Pablo Apetatitlán de Antonio Carvajal. Tlaxcala. C.P. 90600 secundariatlax@pacelliweb.com
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